Problematización de la realidad. Lectura de la realidad paso a paso

Problematización de la realidad: cómo leer nuestro contexto educativo

Seguramente has escuchado más de una vez eso de “hacer la lectura de la realidad”. Y a lo mejor lo primero que piensas es: ¿leer qué? ¿a poco la realidad viene con subtítulos? 😅
Pues no, pero ojalá. La verdad es que cuando hablamos de lectura de la realidad o problematización nos referimos a pararnos un momento, observar con calma lo que pasa en nuestra escuela, y hacernos preguntas para entenderlo mejor, para de esta manera realizar nuestro diagnóstico Socioeducativo.

Porque seamos sinceros: muchas veces creemos que conocemos nuestra escuela de memoria —quién llega tarde, quién nunca entrega tarea, cuál grupo es el más inquieto— pero cuando tratamos de explicar por qué pasa lo que pasa, ahí es donde nos damos cuenta de que no tenemos todas las respuestas.

La problematización es, en pocas palabras, aprender a mirar más allá de lo evidente. Es como cuando ves una serie y de repente todo tiene sentido porque entendiste la historia desde otro ángulo. En la escuela, ese cambio de mirada nos ayuda a identificar qué situaciones vale la pena analizar con calma, qué problemas están afectando a la comunidad y, sobre todo, qué podemos hacer para transformarlos.

Lo mejor de todo es que no existe una única manera correcta de leer la realidad. Cada colectivo docente tiene su estilo, sus preguntas y hasta sus obsesiones. Y está bien. Lo importante es que tenga sentido para quienes lo hacen y que nos sirva para tomar decisiones. Porque si de algo se trata esto, es de dejar de adivinar y empezar a actuar con base en lo que observamos.

Pasos para problematizar la realidad

Aquí no hay recetas mágicas ni checklists universales. Pero sí podemos guiarnos con una serie de pasos sencillos que ayudan a darle forma al análisis.

1. Observa y escucha tu contexto

Antes de sacar conclusiones rápidas, dedica tiempo a mirar con calma lo que está pasando. Observa a tus estudiantes en clase, en el recreo, en la fila de la tiendita. Escucha lo que dicen, lo que callan y lo que sus familias comparten. Pregúntate:

  • ¿Qué situaciones llaman la atención?

  • ¿Qué problemas están afectando el aprendizaje o la convivencia?

  • ¿Qué fortalezas tiene nuestra escuela que a veces pasamos por alto?

👉 Spoiler: muchas veces lo más evidente no es lo más importante.

2. Recoge información diversa

Aquí aplica el “no te cases con una sola fuente”. La realidad no se entiende solo con gráficas y porcentajes (aunque claro, ayudan). También cuentan las pláticas con estudiantes, las anécdotas de los papás, las observaciones durante el recreo o incluso lo que se comenta en la comunidad.

3. Haz preguntas que incomoden (un poquito)

No te conformes con la superficie. Si hay ausentismo, no basta con decir “los alumnos no vienen”. La clave es preguntar: ¿por qué no vienen?, ¿qué impacto tiene en su aprendizaje?, ¿qué podemos hacer distinto como escuela?
Sí, a veces las preguntas incomodan… pero justamente ahí empieza el aprendizaje.

4. Dialoga en colectivo

La lectura de la realidad no es tarea de un “docente héroe solitario”. La magia está en compartir lo que observamos y abrir el debate. Entre más voces participen —maestros, estudiantes, familias— más completa será la mirada. Además, las reuniones colegiadas dejan de ser un monólogo y se convierten en un espacio de construcción real.

5. Profundiza en las causas y consecuencias

Detrás de cada problema hay todo un entramado. Por ejemplo, un embarazo adolescente no solo habla de salud, también de factores sociales, económicos y culturales. Analizar esas conexiones es lo que nos ayuda a dejar de poner “parches” y empezar a diseñar acciones más completas.

6. Define qué quieres transformar

Aquí viene la parte clave: decidir hacia dónde queremos movernos. Pregúntate:

  • ¿Qué queremos cambiar de esta situación?

  • ¿En qué dirección soñamos que evolucione nuestra escuela o comunidad?

Si no definimos ese horizonte, corremos el riesgo de hacer diagnósticos muy bonitos… que terminan guardados en un cajón.

7. Piensa en acciones educativas posibles

Finalmente, conecta todo este análisis con tu práctica docente. Aquí no se trata de solucionar el mundo en una tarde, pero sí de reconocer qué podemos hacer desde la escuela para aportar un cambio.
Tal vez un proyecto de lectura, un taller con familias, o replantear cómo abordamos un tema en clase. Lo importante es que sea una acción que tenga sentido para nuestros estudiantes y su contexto.


📌 La problematización no se hace una sola vez y ya. Es un ejercicio que podemos retomar varias veces en el ciclo escolar. Cada vez descubrimos nuevas cosas, profundizamos y ajustamos nuestras acciones.

En resumen: leer la realidad es como ponerle lentes nuevos a lo que ya vemos todos los días. Y cuando la vemos diferente, podemos transformarla.

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