Fase intensiva del CTE – Docentes. Ciclo 25-26. Materiales y presentación
📌 ¿De qué trata el CTE?
El Consejo Técnico Escolar (CTE) es como ese momento de la serie donde todos los personajes principales se reúnen en la misma sala para decidir qué rumbo tomará la trama. Aquí no hay villanos (bueno, tal vez la falta de tiempo ⏳), pero sí un montón de docentes con la misión de darle sentido a lo que pasa en la escuela. La Fase Intensiva, que ocurre justo antes de iniciar clases, es básicamente nuestro “reset” colectivo: nos detenemos, respiramos y decimos, “a ver, ¿cómo le vamos a hacer este ciclo para que no se nos desmorone la novela?”
Lo que busca el CTE es que el colectivo docente se convierta en una comunidad de aprendizaje, no solo un grupo de personas que se junta a llenar formatos. Aquí analizamos nuestras prácticas, cuestionamos lo que no funciona, y sobre todo, tomamos decisiones juntos. Porque, seamos sinceros: ningún maestro puede con todo solo (aunque a veces pareciera que sí, con el multitasking nivel ninja 🥷).
En esta Fase Intensiva se trabajan cuatro grandes ejes: lectura de la realidad, el Programa Analítico, el Proceso de Mejora Continua y las actividades de inicio del ciclo escolar. Todo esto no como lista de pendientes, sino como un verdadero plan de acción para que el ciclo 2025-2026 arranque con fuerza. El CTE, en pocas palabras, es nuestro punto de partida: donde trazamos el mapa antes de subirnos al tren del ciclo escolar. Y ojo: si no trazamos bien el mapa, ya sabemos que luego nos perdemos y ni el Waze nos salva 🚦.
📌 Lectura de la realidad
Hablar de la lectura de la realidad es como ajustar los lentes antes de leer un libro: si no lo haces, vas a inventarte párrafos que ni existen. La realidad de la escuela y la comunidad está en constante movimiento. Lo que funcionaba el ciclo pasado puede que ya no funcione ahora porque las condiciones cambiaron: nuevas familias llegaron, algunos alumnos tienen retos distintos, o simplemente el contexto social ya no es el mismo.
Este ejercicio no consiste en hacer un catálogo de problemas como si fuera lista de supermercado (“falta agua, falta luz, falta tiempo y, de paso, falta paciencia”). No. Se trata de problematizar, es decir, hacernos preguntas incómodas pero necesarias: ¿por qué seguimos teniendo este problema? ¿qué rol jugamos nosotros en que se mantenga? ¿qué esquemas de pensamiento nos impiden ver soluciones distintas? A veces estamos tan acostumbrados a hacer las cosas igual que terminamos normalizando lo que debería incomodarnos.
Leer la realidad también significa cuestionar nuestras certezas. Esos prejuicios o frases heredadas como “aquí siempre se ha hecho así” son trampas mentales que nos ciegan. El reto está en atrevernos a mirar más allá, incluso cuando duele. Porque solo así logramos que lo que planifiquemos tenga sentido para nuestras niñas, niños y adolescentes.
En la práctica, esta lectura crítica nos permite construir el Programa Analítico y el Proceso de Mejora Continua con bases sólidas. No planear en el aire, sino a partir de lo que sí está pasando en la escuela. En resumen: si no hacemos este ejercicio, corremos el riesgo de andar planeando un concierto con instrumentos que ni tenemos 🎸🥁.
📌 El Programa Analítico de la escuela
El Programa Analítico es como el traje a la medida que diseñamos para nuestra escuela. Sí, la SEP nos da el Programa Sintético, que marca los contenidos nacionales (lo común para todas las escuelas del país). Pero seamos realistas: no es lo mismo enseñar historia en una comunidad rural que en un barrio urbano, o hablar de ciencias naturales donde todos cultivan maíz que en una secundaria pegada a una zona industrial. Por eso necesitamos codiseñar un programa que tenga sentido en nuestro contexto.
El codiseño es este proceso colectivo donde maestras y maestros nos sentamos, analizamos los programas oficiales, revisamos las necesidades de nuestros estudiantes y decimos: “ok, esto sí nos sirve tal cual, esto hay que adaptarlo, y esto otro de plano ni aplica aquí”. Es decir, darle vida local a lo nacional.
Lo importante es entender que el Programa Analítico no es un documento rígido ni terminado. Es flexible, abierto y se ajusta con el tiempo. Funciona como una guía de ruta que siempre está en revisión, porque la escuela no se queda quieta. Así, lo que planeamos en agosto puede necesitar ajustes en octubre, y está bien: así debe ser.
En el fondo, lo que buscamos es que los contenidos conecten con la realidad de las y los estudiantes. Que no vean las clases como “cosas de la escuela” desconectadas de su vida, sino como aprendizajes que les sirven para entender y transformar lo que los rodea. En pocas palabras: un Programa Analítico bien hecho evita que la educación se vuelva un “manual aburrido” y la convierte en una herramienta viva para la comunidad.
📌 El Proceso de Mejora Continua
El Proceso de Mejora Continua (PMC) es como cuando decides ponerte en forma: sabes que no basta con ir al gimnasio una semana en enero, sino que necesitas constancia, ajustes y disciplina (y sí, también paciencia con los resultados 🏋️). Lo mismo pasa en la escuela: mejorar no es cosa de un documento que se entrega en agosto y se olvida en septiembre. Es un proceso permanente de reflexión y acción.
El PMC parte de la lectura crítica de la realidad: ver cómo están nuestras niñas, niños y adolescentes, qué necesitan, qué dificultades enfrentan y qué estamos haciendo (o dejando de hacer) como docentes. A partir de ahí, el colectivo define prioridades, establece metas y diseña estrategias. No se trata de llenar hojas con frases bonitas, sino de compromisos reales que orienten nuestro trabajo.
Lo interesante del PMC es que fomenta la responsabilidad compartida: no es “la directora lo resuelve” o “cada maestro que haga lo que pueda”. Es un proceso donde todos aportamos, porque todos formamos parte de la escuela. Además, al hacerlo juntos, fortalecemos la colaboración, la confianza y el sentido de comunidad.
La mejora continua también implica aceptar que podemos cambiar. Sí, todas y todos queremos ser mejores docentes, pero eso requiere reconocer que no lo sabemos todo y que a veces necesitamos apoyo, formación o simplemente repensar nuestras prácticas. El PMC nos da ese espacio.
En resumen: la mejora no es llenar un plan, es un compromiso colectivo de transformación. Si lo vemos así, deja de ser una obligación más y se convierte en una oportunidad de crecimiento.
📌 Actividades de inicio del ciclo escolar 2025-2026
Arrancar el ciclo escolar no es solo limpiar los salones y acomodar las bancas (aunque sí toca hacerlo 😅). En la Fase Intensiva también revisamos las actividades clave para que el ciclo comience con buen pie.
Primero están las inscripciones y reinscripciones, donde la SEP recuerda que ningún niño o niña debe quedarse fuera de la escuela por papeles o trámites complicados. La idea es que todas y todos tengan su lugar garantizado.
Después viene la Jornada de concientización contra el abuso y maltrato infantil, programada para el 8 de septiembre bajo el lema “Te veo, te creo, te cuido”. Este espacio es vital para reflexionar con la comunidad escolar sobre la protección de la niñez.
Otra novedad son los Ejercicios Integradores del Aprendizaje, que servirán como herramienta para diagnóstico en todos los grados. Son actividades pensadas para que el colectivo docente tome decisiones más acertadas sobre su enseñanza.
También tendremos la estrategia Vive Saludable, Vive Feliz, con brigadas de salud que visitan las escuelas para revisar peso, talla, vista, salud bucal y fomentar hábitos saludables. A esto se suman las campañas contra adicciones en secundaria, porque la prevención empieza también en el aula.
Finalmente, se difunde la Beca Universal Rita Cetina, que busca apoyar a las familias de estudiantes de educación básica.
En pocas palabras, el inicio del ciclo escolar no solo organiza horarios y materias: también asegura que nuestras escuelas sean espacios seguros, inclusivos y con condiciones para aprender. Porque enseñar es importante, pero cuidar y proteger a nuestra comunidad escolar lo es aún más.